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Cuaresma

Este es uno de los Viernes de Nicole que más me gusta escribir en el transcurso del año y creo que el de hoy será el más honesto de la vida. No importa qué suceda, el escrito del Viernes Santo está dedicado a la Cuaresma (usualmente estoy en mis playas paradisíacas después de asistir al viacrusis escribiendo acerca de mi cuaresma). Amo poder compartir con ustedes los desafíos y desiertos que atravieso hasta llegar a la gloriosa Pascua. Esta cuaresma ha sido muy, muy diferente a las que he estado acostumbrada. Usualmente escojo mis sacrificios y cuando les digo que me empieza a llover sobre mojado, no exagero. Sin embargo, al final me llevo un gran aprendizaje.

Sería deshonesto de mi parte decir que esta ha sido mi cuaresma más dura, porque no ha sido así. En medio de esta crisis, Dios me ha dado la oportunidad de valorar cada cosa, por insignificante que sea. Yo pensé que mi corazón estaba rebosante de gratitud, pero ha sido hasta las pasadas semanas que no tengo como darle gracias a Dios por todo lo que me permite tener. Como les dije esta no ha sido mi cuaresma más dura, pero si la que más me ha enseñado.

Exactamente una semana antes del miércoles de ceniza, que da inicio a la cuaresma, alguien me dijo que era una “come santos caga diablos” (persona que se las tira de santa, pero que en verdad es un diablo). De inmediato pensé que este era mi camino hacia la cruz en mi cuaresma. Esas palabras resonaron en mi. Hacia un tiempo yo me cuestionaba qué tan mala podía ser para que la vida no me diera ciertas respuestas. La charla de “come santos caga diablos” trajo esa pregunta de regreso a mi mente. Si ese era mi viacrusis, estaba dispuesta a asumirlo. Pensé en mis acciones, mejor dicho en mis planchones, y decidí que este era el momento del cambio. Dejaría de ser “come santos caga diablos” y sería solo “santa” sin comerme a nadie.

Hablé con mi director espiritual del tema y fue muy alentador y optimista. No me excusó, pero no veía tanto error como yo. Decidida a encontrar una respuesta que confirmara la famosa expresión, fui donde un confesor que no me conocía. Le conté todo, todo, le dije que me creía santa y que pecaba desde antes que me levantara y que esto se veía reflejado en mi vida; que aunque yo trataba de enmendar, de ser buena persona, el deseo no era suficiente. Él me trataba de interrumpir y yo continúa con mi tremenda exposición de motivos, hasta inspirada estaba, no respiraba entre declaraciones para no permitirle que me interrumpiera y si ustedes creen que hablo rapido normalmente, ese día parecía Speedy Vaquero. Cuando por fin terminé, medio morada por la falta de aire, este nuevo confesor se me quedo viendo con una gran sonrisa y yo dije, “Hoy si te fuiste tajadita, después de ese show hasta poseída ha de pensar que estas.” Después de ver mi show, me dijo, “¿Eso es todo?” Asentí con la cabeza. Sin perder su sonrisa exclamó: “Hija, ¿y qué es la iglesia sino un hospital de pecadores? Si vos estuvieras sana o sea, fueras tan santa como te crees, no estarías aquí buscando respuestas. No tratarías de enmendar tu vida ni tus errores. No lucharías por el cambio que estás buscando. Sos humana y se vale tener errores y aprender de ellos. Todos los grandes santos tuvieron un pasado, así como todo los pecadores tienen un futuro.” Terminamos nuestra conversación y me sentía aliviada, había encontrado una salida a las palabras y ya sabía cómo empezar mi cuaresma.

Como en todo, la vida en la fe es un camino. Tiene baches, desvíos, subidas y bajadas, pero lo único que nos conducirá al tan deseado paraíso es la persistencia en el mismo. Es reconocer nuestros errores y comenzar a construir desde las enseñanzas que nos dejaron. Seguro, tendremos caídas, tendremos luchas y dudas, y serán miles; pero es persistir en el camino, por más que queramos renunciar, que hará que todo valga la pena. No somos “come santos caga diablos” porque vayamos a la iglesia constantemente y tengamos alguna que otra opinión respecto a ciertas cosas o personas. Ni que hagamos el Rosario constantemente será garantía de que no nos equivocaremos. Es buscar, persistir y no desistir, reconociendo humildemente que somos perfectamente imperfectos, lo que nos lleva a un camino de redención y de cambio.

Esta cuaresma me comenzó a enseñar cosas desde antes de que comenzara. Claro, yo no contaba con que aparte de la cuaresma tuviéramos una cuarentena mundial. Sin embargo, estoy agradecida con este tiempo. Un tiempo ÚNICO que Dios me regaló para poder conocerme mejor, saber qué cosas debo de cambiar en mi para mejorar la convivencia con las demás personas. Para acercarme a ÉL y sentir como extraño recibirlo en la Eucaristía. Esta es mi primera Semana Santa desde mi conversión, que no asisto a las actividades eclesiásticas; sin embargo, ha sido la Semana Santa más llena de servicio y de amor que he podido vivir. ¡Feliz Viernes! 😊

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