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El Amor en Tiempos del Internet

“Era inevitable: el olor a las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados”. Esa es la primera línea de la célebre novela “El amor en tiempos de Cólera”. La novela narra cómo los síntomas de la enfermedad del cólera son muy semejantes a los síntomas de estar enamorado; pero Gabo no tenia idea que el amor y la problemática del cólera del siglo XX, quedarían en pañales en comparación a los problemas del amor en tiempos de internet.

La semana pasada hablaba con unos amigos que son pareja. Me contaban que habían tenido una discusión terrible porque él había subido a su “estado” (story) una foto de ella, felicitándola por su cumpleaños. Cuando ella vio al foto pegó el grito en el cielo, simplemente porque a ella no le gustaba como salía en la dichosa foto. El pleito fue monumental, tanto así, que ella ni si quiera fue al desayuno que él le había preparado para festejar su cumpleaños. Cuando me contaron esto a mi, entre risas y ya tranquilamente, no lo podía creer.

Les dije “Hay problemas mucho más grandes y terribles en una relación como para que ustedes estén peleando por esa ridiculez”. Ambos me quedaron viendo con una cara de picardía tal, preguntándome, “Decinos que vos nunca te has puesto de alguna manera por ver, leer, escuchar algo que no te gusta en una red social. Se honesta con vos misma y con nosotros”. Mientras yo pensaba en mi respuesta y los ojos de mis amigos se fijaban en mi como basiliscos, tuve que ser completamente honesta y darles la razón. Empecé a pensar cuantas veces había perdido la paz, me había angustiado, había dejado que mi mente se enfermara por cosas en las redes sociales. También pensé en las veces en las que me había metido en problemas por las cosas que compartía.

Creo que a todos nos ha pasado. Creo que todos nos hemos sentido confrontados por un “me gusta”, por un “comentario”. Si bien es cierto el amor en tiempos de internet acerca, pero también puede crear brechas; debo decir brechas innecesarias, pero muy reales y profundas.

Antes las cartas de amor llegaban por correo con meses de separación y hacían sentir aquellas mariposas espectaculares en el estómago. No importaba que la carta fuera escrita en enero y llegara en marzo, el sentimiento era el mismo. Nada nos prevenía de pensar que lo que había en esa carta no fuese cierto. Hoy en día “el sentimiento” llega en cuestión de segundos. Así como puede ser un torrente de emociones hermosas, puede ser un verdadero caos. Hemos pasado de las emociones genuinas a los emoticones, (entre más corazones más nos quieren) y lo más triste del caso es que creo que vivimos más en descontento con las relaciones que antes, teniendo un mundo que vuelve todo “más fácil”.

La verdad es que resulta tan tóxico pelearse por un “visto”, por subir o no una foto, por un “me gusta”, por una “historia”. Desafíos que ninguno de los personajes en El Amor en Tiempos de Cólera tuvo que enfrentar. Yo me rehuso a creer que las relaciones personales son tan superfluas que se limitan a algo tan básico como las redes sociales. Es cierto, el mundo moderno nos hace movernos más rápido, queremos las cosas para ayer, pero lo triste de eso es que llevamos el amor de esa manera.

El amor no es una aplicación que solo se descarga y se le hacen las actualizaciones automáticamente, el amor lleva trabajo. El amor va mucho más allá de comentarios, fotos, estados y videos. Que te declaran amor eterno un día en una imagen y que al día siguiente no suban una foto, no determina que te quieran o no te quieran. Hemos reducido el amor a una foto bonita, a un nombre adecuado, a un breve resumen de lo que nos interesa, haciéndolo un currículo. Así como nos puede encantar, también lo desechamos. Lo verdaderamente triste de esto es que aunque sabemos que esto es tóxico, porque sí lo sabemos, que no nos aporta nada positivo, que realmente no son cosas determinantes para una relación, nuestro cerebro está tan lleno de que esa es la manera en que las cosas se manejan, que es inevitable llenarse la cabeza de este tipo cosas.

Para lograr escribir este Viernes de Nicole, saqué una lista bastante honesta de las veces en que algo por una red social me hubiera causado disgusto o descontento. Fueron desde relaciones familiares, amistades, personales, laborales. Vergonzosamente, son muchas más de las que yo quisiera admitir. Si me preguntan, yo prefiero enfrentarme cien mil veces más a los síntomas del cólera que a este nuevo tipo de enfermedad que puede ser el amor cibernético. No podemos enfermarnos, herirnos e intoxicarnos con lo que se hace o no en una red social. No podemos basar el amor en “me gustas” o “estados”, siendo éste lo más importante que tenemos. Con las disculpas que Gabo se merece, ni esperar 51 años, 9 meses y 4 días por un amor, ni tratar de erradicar el cólera a toda una población, se comparan a la dificultad que supone amar en tiempos del internet.

¡Feliz Viernes! 😊

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