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Honor a quien honor merece

Como ciudadanos siempre estamos pendientes de las noticias que acontecen en nuestro país. Estamos a la expectativas de los errores que las personas en puestos públicos comenten. Siempre es muy fácil sentarnos desde nuestra posición y criticar a las personas que se encuentran en un cargo público, sin conocer las interioridades de los casos.

Jamás he mezclado la política y El Viernes de Nicole. Este es un espacio para poder ver lo positivo en cada una de las situaciones de la vida. Para recalcar que, si bien es cierto, los seres humanos no somos perfectos, pero a diario tenemos la oportunidad de ser mejores. Y es precisamente lo que haré hoy, recalcar las virtudes de un excelente ser humano y profesional, que no solo llamo jefe, pero también tengo el honor de llamar amigo.

Hace 5 años comencé a trabajar en el Ministerio Publico. Solo había tenido dos trabajos en mi vida: en el bufete de mi familia y en los Juzgados de Letras de lo Civil de San Pedro Sula. Trabajar en lo público siempre ha sido mi fascinación. Siempre he creído que uno entrega una parte de su corazón a Honduras trabajando en lo público, ya que uno da todo de sí mismo para lograr ver mejorías en este país que tanto amamos. He creído que las personas que nos dedicamos al trabajo en la vida pública lo hacemos para marcar una diferencia y ayudar a todo el que lo necesite.

Cuando hice mi traslado de los Juzgados al Ministerio Público, lo hice por el cambio de administración. El Ministerio Público acaba de pasar por una serie de problemas administrativos. Se había sacudido toda su estructura desde sus cimientos, todo estaba cambiando. No era fácil agarrar un Ministerio Público partido, desequilibrado y cuestionado, sin embargo, un hombre lo hizo, el abogado Óscar Fernando Chinchilla asumió esa responsabilidad.

Muchas personas criticaron su elección, muchas personas cuestionaron su nombramiento, y él nunca saltó, nunca debatió con la gente que lo atacaba. Lo único que hizo fue trabajar, trabajar en silencio sin figurar en los medios.

Estando ya dentro de la Institución, uno se da cuenta de muchísimas cosas, de lo difícil que resulta poder trabajar en pro de la ciudadanía. Lo difícil que resulta trabajar con miles de criticas encima, tratando de ver en qué se erra para poder despojarlo de su trabajo. Requiere fuerza, determinación, y sobre todo, muchísima humildad para poder salir adelante.

Durante la administración del abogado Óscar Fernando Chinchilla, el Ministerio Público ha diseñado e impulsado más de 50 operaciones de alto impacto contra el crimen organizado, la corrupción y los delitos contra la vida, creando una política criminal, inexistente, para conocer los fenómenos delictivos que más aquejan a la sociedad hondureña. Siendo estos los tres focos de atención más fuertes a atacar.

Cómo ser humano, el abogado Chinchilla es alguien extraordinario. Un hombre cordial y educado, muy reservado en su vida. Silencioso y dedicado, lo cual se ha reflejado en su larga trayectoria profesional. Un hombre amante de su familia. Un excelente amigo, dedicado a escuchar a cada loco de los que nos cruzamos por su camino. Siempre prestando ayuda a todo aquel que lo necesita. Un hombre humilde, que se abaja a sí mismo, dejando que otros resalten y él solo continúa haciendo su labor.

Todas estas cualidades que les menciono como persona, las ha logrado aplicar al Ministerio Público, convirtiéndonos así, no solo en una institución gubernamental fría, pero en una verdadera familia. El Ministerio Público hoy en día trabaja como una máquina perfectamente aceitada, ya que desde sus inicios, el abogado Chinchilla se encargó de reestructurarla.

Personas como él me inspiran a creer a diario en Honduras. En saber qué hay buenos hondureños que desean ver un cambio. Hondureños sin egoísmos ni apegos, que lo único que quieren es ayudar. La mayor de las cualidades que puedo puedo resaltar de este grandioso ser humano es su habilidad de trabajo.

Ya que no puedo más que observar esa máxima en su vida, “Trabaja duro en silencio y deja que tu éxito haga todo el ruido.”

Y, honestamente, ese éxito ha causado ruido. Como diría Salvador Dalí, “Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mi. Aunque confieso que me gusta que hablen mal, porque eso significa que las cosas me van muy bien. De Los mediocres no habla nadie y cuando lo hacen solo dicen maravillas.” El abogado Chinchilla ha despertado esas palabras en muchos, saliendo finalmente librado de cada uno de los comentarios, ya que su trabajo habla por si mismo, ganándose así el respeto del pueblo hondureño.

Honestamente, trabajar en la administración de un ser humanos así deja grandes lecciones. Nos enseña a ser más humanos, menos egoístas y más humildes. Aprendemos a valorar el silencio y a dejar que las acciones hablen. Creo que son cualidades que todos deberíamos de tener, cualidades que nos harán crecer, no solo como seres humanos, pero como grandes hondureños.

El día de hoy el Congreso Nacional de Honduras, elegirá un nuevo Fiscal General, no sé los paramentos que se aplicarán para escogerlo, pero si estoy segura que quien sea, tiene zapatos muy grandes que llenar.

¡Feliz Viernes! 😊

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