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La Fresona de Nicole

Ok, les voy a contar un cuento medio enredado, pero aquí va: Hace varios años, ya graduada del colegio y estudiando en la universidad, salí en una foto en el periódico en una fiesta que yo estaba ofreciendo. En la foto salía con varias muchachas de mi edad, y en dicha foto, todas las que allí salíamos nos veíamos bien sonrientes. Cuando mi queridísima Tita (abuela) vio la imagen, se sorprendió. En cuanto me vio me pregunto “¿Dónde contrataste a esas ‘amiguitas’ para que posaran con vos?” Que ella nunca me las había conocido, y es más, que desde que había salido del colegio no me conocía a ni una tan sola amiga de mi edad. Esta de más decirles que esa conversación ha sido motivo de risas durante muchos años.

Cuando mi terrible Tita dijo eso, caí en cuenta que de verdad había perdido una gran cantidad de amigos y amigas desde que había salido del colegio. En mis adentros pensaba que con el tiempo y la distancia las amistades van cambiando. Que eventualmente, en algún futuro volveríamos a reír y nuestra amistad sería más entrañable que nunca. Mientras pensaba esto, tuve una relación sentimental que me alejaba de pensar que estos amigos que había perdido eran importantes. Mi vida giraba entorno a la relación y todo lo que ésta implicaba. Convirtiéndome, tal vez, en algo lejano a la mejor persona de este mundo.

Yo era una persona muy distinta a la que soy hoy. Yo se que el cambio y la evolución son inevitables, pero realmente era una persona como muchos dirán “fresa o fresona”. Vivía en una burbuja algo torpe. Siempre andaba metida en algún lío de chambres, de haber hablado de más y de vociferar mis opiniones muchas veces sin fundamento. Siempre andaba metida en pleitos con TODO el mundo.

Cuando me vi obligada a vivir en otras circunstancias, con otro tipo de gente, mi visualización hacia el mundo fue cambiando. De pronto, las cosas que me parecían trascendentales, dejaron de tener importancia. Por lo que antes hacía drama, ahora parecía ridículo. Conviví con gente que sabía de primera mano lo que era vivir con un tumor o perder a su madre de manera trágica, y que pese a su dolor, lograban vivir la vida de una manera sencilla y feliz.

En fin, situaciones que como toda “niña fresa” e inmadura nunca me había tocado vivir. Aun después de pasar por toda esta metamorfosis de vida, guardaba yo la esperanza en mi corazón, de que aquellas amistades que habían sido entrañables volvieran en su momento dado.

La vida siguió transcurriendo, poniéndome en situaciones que cada vez distaban más de la persona que alguna vez fui. Sin embargo, en el plano de la amistad y las personas que se fueron acercando a mi, fueron cambiando. Los perfiles de mis nuevos amigos eran muy distintos a los que alguna vez había tenido. Personas ligeras y felices, personas que no les importaba el qué dirán. Personas involucradas con nuestra realidad social y no en el chambre de la sociedad. Personas dadas al servicio.

En algún momento me atemorice ante la emoción de volver a tener amigos (jaja), porque tal vez los podía espantar, como a los anteriores.

Sin embargo, hace unos cuantos días hablando con mi mamá y mi hermano, hablamos de los amigos perdidos y como los actuales realmente edifican mi vida. Que si los anteriores no habían regresado, era porque ellos debían seguir su camino y yo el mío. Y que ahora tenía amigos con quienes tengo mucho más cosas en común y no solo cosas en común, pero sentimientos en común.

Una excelente y sabía amiga me dijo una vez: “Nicky, los semejantes se atraen y se reproducen según su especie”. Y hoy más que nunca, no puedo estar más de acuerdo con mi brillante amiga. La vida nos va poniendo a las personas que son similares a nosotros. Personas que podrán tener pensamientos diferentes, pero al final tendremos una cosa en común y esa será la bondad de nuestro corazón.

La vida nos irá quitando y poniendo a gente mucho más afín a quienes somos o estamos en proceso de ser. Personas que nos edificarán y harán crecer y florecer de maneras mucho más allá de lo que algún momento esperamos ser. Gente que nos enseñará que lo importante no es lo que tenemos, si no a quien tenemos. La vida se encargará de darnos personas que siembren grandes cosas en nuestro camino.

El inmortal Borges escribió: “Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no dejarán nada”. Y cuanta razón tiene. Las personas que pasan por el camino de nuestra vida, se vayan o se queden, nos van dejando lecciones de todo tipo y creo que vale la pena recordarlo.

El día de ayer, me encontré con un muy buen amigo y me dijo, “Que me alegra que trabajes en un lugar así porque a fuerza se te tiene que quitar la fresonada. Es que vos te juntabas con una gente que bueno, hasta el novio te hacía fresona”. Yo solamente me reí y le dije, aunque no lo creas de eso será este Viernes de Nicole.

Hoy por hoy, le podría decir a mi Tita, “¡Tita, tengo amigas y no las contrate para que posaran para la foto!” Son amistades que valoro, que me hacen un mejor ser humano y me siento extremadamente afortunada de tener personas tan maravillosas alrededor mío. Así que no se asusten si sus amistades van cambiando, si su círculo cercano cada día es distinto. Solo recuerden que es parte de toda evolución.

¡Feliz Viernes! 😊

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