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Las Críticas

Que bonito es cuando nos alaban. Lindo se siente cuando a nuestros oídos llegan palabras de amor, cariño, sentimiento de orgullo. Lindísimo es que a uno lo feliciten en la calle y públicamente por algo. A mi me encanta y me parece de los mejores sentimientos del mundo.

No es que sea vanidosa, pero a mi, en lo personal, me encanta cuando me encuentro a alguien en la calle y me habla de “El Viernes de Nicole”, de cuanto les gusta leerlo. Es ese sentimiento de hinchazón por dentro de pura alegría y orgullo, una emoción de felicidad tan grande de que mis Viernes llegan a otras personas y que en serio si motivan a las personas que lo leen.

A mi eso me llena de mucha felicidad, ya que en mi trabajo, sin importar cuánto me esfuerce y procure en la medida de lo posible hacer las cosas bien, nunca hay nada bueno. Es aquella critica constante, y aunque uno sea dócil a la crítica y quiera tomar lo positivo e implementarla de la mejor manera, cansa un poco que sea a diario. Yo no les digo que recibir críticas sea malo, porque no lo es, pero si hay un extremo en el que uno se cansa de que le resalten a uno los defectos.

Hace como dos semanas, en un evento familiar, una señora brillante se me acercó para decirme que le encantaban mis Viernes, que cuando ella se sentía un poco aturdida o bajada, se tomaba un instante para leerlos y que de alguna manera le ayudaban. Me podrán imaginar a mi, hinchada como pavo real y aquella emoción que sentía porque alguien tan increíble me estaba diciendo eso a mi.

Sin embargo, al llegar al trabajo después de recibir aquellos cumplidos tan lindos, recibí aquel montón de críticas y de palabras duras. Aquello que uno dice “wow, soy medio burra para que me corrijan así”. Después de sentirme como pavo real, me bajaron los humos en una milésima de segundo. Y yo me decía a mi misma, “mi misma, vos sos El Viernes de Nicole, no tenes porque enojarte, porque deprimirte ni porque sentirte bajada porque te critiquen”.

Entonces, en aquel momento en el que me encontraba tan abrumada, después de que poco a poco me fui calmado, decidí leer una de las columnas viejas. De cómo debemos mantener nuestra positividad ante todo y que nosotros podríamos gobernar cualquier situación que se nos pusiera enfrente, porque para eso fuimos creados.

Le damos tanto poder a lo que los otros dicen sobre nosotros y como nos tratan, que les damos la capacidad de transformar nuestra felicidad en amargura. Podemos pasar, en cuestión de segundos, de sentirnos increíble a sentirnos como el más pequeño de los gusanillos. No sabemos canalizar los regaños, críticas, y palabras hirientes. Les damos el poder de amargarnos y hacernos sentir como si no valemos nada.

El secreto está en aprender a seleccionar esas palabras hirientes, así como seleccionamos nuestra ropa a diario. Saber ubicar aquello que no nos sirve, aquello que no nos aporta ni edifica, lejos de nosotros.

En el derecho existe un término que se llama la sana crítica. Ésta es la valoración que se emite para las pruebas ofertadas, para saber así apreciar mejor la prueba. Y aunque en mi trabajo de campo hago este tipo de valoraciones, no lo hago en mi vida. Debemos aplicar las reglas de la sana crítica a todo aquello negativo y saber valorar y descartar lo que no nos servirá.

Yo no digo que debemos de estar totalmente cerrados a las críticas, porque no es así. Hay críticas muy edificantes, que nos enseñan muchísimo y nos hacen mejorar. Hay críticas duras que pueden doler, pero sabemos que a larga son para ayudarnos. Sin embargo, no todas las críticas son bien dirigidas, algunas solo quieren destruir y solo lo harán si nosotros así se lo permitimos.

Así que la lección aprendida por mi esta semana es, no dejemos que las malas vibras, malos pensamientos y críticas nos afecten. Tenemos la habilidad de cerrar las puertas de nuestro cerebro y de nuestro corazón para no recibir palabras que nos afectarán y solo daño causarán. Debemos de aprender a seleccionar cada palabra que se nos da y poder así transformarla en algo bueno y positivo.

Así que la próxima vez que alguien esté criticándoles y despreciándoles, tómense un momento, respiren y piensen, “estas palabras no son para mi. No hay nada que yo pueda tomar de esto y utilizarlo para mejorar y mejor me voy a leer uno de mis Viernes de Nicole favoritos para recordar lo increíble y especial que soy”. Y ya verán como rápidamente se vuelven a sentir como pavo real.

¡Feliz Viernes! 😊

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