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No todo lo que brilla es oro

¿Les ha pasado que conocen a una persona tan, tan buena que pareciera que fuera mentira? ¿Han llegado a tener una cercanía tan grande con una persona, que podrían confiar a ciegas sus vidas y las de sus familia? ¿Han amado a alguien con ese amor puro y sincero y que esta persona conozca los secretos más profundos de sus corazones?

Es hermoso tener a alguien así, ¿no creen? Puede ser una hermana, un hermano, su mejor amigo desde la escuela (de esos que se vuelven hermanos), mamá, papá, esposos, hijo, en fin, tanta gente a la cual podemos abrir nuestro corazón, entregárselo pedazo a pedazo.

Ahora les pregunto, ¿Qué pasaría si esta persona nos traicionara? ¿Qué pasaría con nuestra vida? ¿Qué pasaría si la persona que nosotros pensábamos la más buena del mundo, la más auténtica, nos traicionara?

En los últimos meses he vivido muy de cerca una situación de estas. Una persona a la cual amo con todo mi corazón, se vio traicionada por “su persona”. No les estoy hablando de una pequeña traición, no, esta es una que se llevó de encuentro todo. Existiendo daño materiales incalculables, daños de integridad personal y, la más importante de todas, una amistad hecha añicos.

La persona que traicionó simplemente se marchó sin dar ningún tipo de explicación. Dejó todo en llamas y se fue. Cuando les hablo de esta persona, les quiero explicar que era la persona que creíamos la más buena del mundo. De esas personas que se entregan por completo, que se dan a ellas mismas. En apariencia, esta persona es hermosa y todos pensábamos, “¡Wow! Su exterior solo es el reflejo de su interior.”

Les prometo que si ustedes hubiesen tenido a esta persona de cerca, jamás en sus vidas la hubieran creído capaz de cometer esta atrocidad.

A medida que han ido pasando los días, la situación ha ido empeorando; y, hablando con la persona traicionada, yo le expresé mi angustia. Le dije que no podía creer que alguien tan bueno, que una persona que hace tanto por los demás, pudiera hacer eso. Que cuando estas cosas pasan quiero perder la fe en el género humano.

En una calma verdaderamente escalofriante, esta persona me contestó, “Nicky, perder la fe en el género humano pensando que todo el mundo es igual que esta gente, es dejarlos que ganen.”

No les miento cuando les digo que me ericé por completo. ¡¿Cómo era posible que una persona que había perdido tanto a causa de un lobo con piel de oveja, me estuviera diciendo que no había que perder la fe en la gente?! ¿Cómo podes pensar así después de que la persona más cercana a vos, a la que le confiabas todo, te hace esto?

Y es aquí donde aprendí mi lección. En el libro “El Principito” hay una hermosa frase que dice: “Es una locura odiar a todas las rosas solo porque una te pinchó.” Y es cierto, no podemos dejar de creer en todas las personas buenas, solo porque una nos traicionó. No podemos cegarnos ni cerrarnos a la posibilidad de encontrar personas buenas y maravillosas, solo porque una no era todo lo que esperábamos.

Mientras meditaba este “Viernes de Nicole”, busqué palabras que saltaban en mi corazón mientras pensaba en esta situación, y encontré las siguientes:

•Traición: Falta que comete una persona que no cumple su palabra o que no guarda la fidelidad debida.

• Fidelidad: Firmeza y constancia en los afectos, ideas y obligaciones, y en el cumplimento de los compromisos establecidos.

• Lealtad: Sentimiento de respeto y fidelidad a los propios principios morales, a los compromisos establecidos o hacia alguien.

Al leer estos conceptos, me di cuenta cuán importantes son en nuestra vida, en nuestras relaciones. Y más que nada, cuan fácil puede ser botarlos a la basura.

Realmente cuando alguien nos traiciona, nos duele mucho. Nos sentimos desnudados y heridos en cuerpo y alma. No se diga cuando la persona más cercana a ti lo hace. Esa deslealtad, esa falta de fidelidad puede botar un mundo, pero decidir esperar lo mejor de los demás siempre dependerá de nosotros y de nuestra esperanza en la vida.

Gabriel García Márquez en su libro “El amor en tiempos del cólera”, escribió una célebre frase: “Hay que ser infiel, pero nunca desleal.” Al leer esta novela uno se da cuenta de que la infidelidad proviene del cuerpo y la deslealtad del alma. La persona de la situación que les mencioné no solo fue infiel en su actuar, ya que cometió daños materiales, pero desleal destruyendo lo más sagrado: UNA AMISTAD DE TODA LA VIDA.

He aprendido tanto de esta experiencia aunque no sea personal, pero me ha tocado vivirla muy de cerca. Una de las cosas que he aprendido es que sin importar cuanto nos traicionen, podemos volver a confiar, si nosotros así lo queremos. Que la vida siempre nos presentará oportunidades, que pueden ser muy dolorosas, para conocer la verdadera naturaleza de cada persona; y más que nada, que nunca seamos desleales con el corazón de alguien que tanto nos dio.

Espero que este Viernes de Nicole, toque las fibras más sensibles en sus corazones y que recordemos que el confiar y el creer depende solo de nosotros.

¡Feliz Viernes! 😊

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