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Un Faro en la Oscuridad

Hoy, el Viernes de Nicole rendirá homenaje a uno de los lugares más cercanos a mi corazón. En este sitio (así como sé que tantas personas), he experimentado muchas cosas. He tenido momentos de extrema felicidad y risas abundantes. Me he comido el mejor pilón de mi vida. He tenido momentos de introspección llenos de la gracia de Dios. Me he llevado también las regañadas más grandes de la vida, de esas en las que no sabes si reír o llorar o qué, pero las disfrutas tanto que volves por más. He conocido también la amistad y la hermandad sincera. Y como observadora que soy, he visto trabajar a la perfección los engranajes de una institución bien aceitada, que trabaja mejor que un reloj suizo. De este lugar maravilloso que les hablo es del Seminario Menor Santiago Apóstol, el cual cumple 28 años de fundación.

Aparte de hablarles de las labores importantes que ejecuta el Seminario Menor Santiago Apóstol, les quiero contar cómo, a través de mis ojos, lo he visto crecer y funcionar. Como en medio de crisis para muchos, esta institución se levanta como un faro para iluminar a todos los que se acercan a él.

Como tantas veces lo he contado en estos artículos, por una temporada de mi vida no era muy “asidua” a las cosas de Dios. O sea, creía en Él, pero la parte de la obligación y esa conexión humana me costaba, y mucho. Aunque asistía a la iglesia, porque mis papas me llevaban; hacía devotamente la Coronilla de la Misericordia a las 3 de la tarde, y, desnudando mi alma por completo: le hacía una que otra promesa vana y superflua a Dios cuando necesitaba un favor (pasar química). Dios, para mi, en ese momento, se había vuelto nada más que un accesorio. A quien recurrir cuando tenía un apuro. No sentía ese “llamado” de amor que se siente al reconocer la voz del Padre.

Padre Javier, Padre Ángel y Padre Henry

Pero bueno, en su misericordia infinita, Dios dejó a las 99 y fue por mi. Me situó en un grupo de gente que me llevó a conocer esta loable institución. Porque siendo sincera, por mis propios medios nunca hubiera llegado. Yo no sabía que era el Seminario Menor, ni que existía ni lo que hacía. Para mi, si querías ser padrecito tenias que irte a alguna parte del mundo para estudiar. Jamás pensé que en mis narices, en el corazón de San Pedro Sula estuviera el lugar que proporciona con un amor desmedido este servicio.

El Seminario Menor Santiago Apóstol fue fundando en 1992 por Monseñor Jaime Brufau Maciá, y aunque no lo conocí, admiro y aplaudo su visión al ver lo que hoy está institución hace. Es mucho más que un escuelita para “curitas júnior” como yo pensaba. Existen 4 procesos vocacionales para los jóvenes de distintas edades. Existen los jóvenes que rondan los 14 años, que viven con sus familias en sus hogares y que asisten a un encuentro mensual. También están los jóvenes internos o seminaristas menores, que son jóvenes un poco más maduros, acorde a su edad, y desean experimentar una vida comunitaria llena de hermandad. Para los jóvenes de 18 años (o ya graduados del colegio) está el año de discernimiento, que es una experiencia más profunda que los prepara para su ingreso al Seminario Mayor en Tegucigalpa. Y, finalmente, están los círculos de vida, que son encuentros mixtos de una tarde en donde se dan cita 90 jóvenes en el Seminario Menor mensualmente.

Seminario Menor Santiago Apóstol de San Pedro Sula

Pero mucho más que estos procesos, los jóvenes son educados en el Seminario Menor bajo los principios de estudio, piedad y disciplina. A mi nadie me lo ha contado, yo los he visto de primera mano servir en las eucaristías, rondar los pasillos con educación, ayudar en las tareas diarias como jóvenes mucho mayores de lo que en realidad son. Los he visto desarrollando humanamente las habilidades de trabajar en equipo, respetar a sus mayores y vivir una vida comunitaria. Estos jóvenes, si bien es cierto, crecen en la educación académica proporcionada por el Instituto San Vicente de Paúl, también en el seminario se les forma en cultura general, urbanidad, música y canto. Se les introduce a una vida en oracion más profunda. Reciben clases de doctrina cristiana, liturgia, sagrada escritura y talleres de espiritualidad. Se les brinda un acompañamiento psicológico y desarrollan un plan de vida.

Yo no se ustedes, pero a mis 14, 15, 18 o 30 años, no tenía ni tengo ni la mitad de formación que estos disciplinados jóvenes tienen. Si canto en la ducha hasta el agua se regresa del susto. Al saber todo lo que el Seminario Menor Santiago Apóstol hace, solo me hace a pensar que TODOS deberíamos recibir esta formación. No solo nos ubicaría en conocimientos, pero nos educaría en humanidad y valores, algo que creo que cada día vemos menos en nuestra sociedad.

Cómo todo en la vida, lo único constante es el cambio y esta institución no es inmune al mismo. Así como yo he visto cambiar físicamente esta estructura, a los jóvenes a los cuales alberga y que indefectiblemente me ha cambiado a mi en todo sentido, el Seminario está a punto de ver otro de sus grandes cambios. El que ha sido el responsable de la Oficina Vocacional y Formador del Seminario Menor por los últimos 4 años, mi hermano del alma, mi director espiritual, mi regañador oficial, el Padre Henry Asterio Rodríguez deja su misión de formar para que el Señor lo continúe formando a él en el estudio de las Sagradas Escrituras en España. Ya recibimos calurosamente al nuevo formador, el Padre Ángel, que estoy segura continuará sacándole el brillo a los mejores jóvenes que San Pedro Sula tiene por ofrecer.

¡Felicidades al Seminario menor por todos los logros alcanzados durante estos años! Estoy segura que seguirá irguiéndose como un faro de luz para todo aquel que se encuentre perdido. Por siempre será uno de los lugares más cercanos a mi corazón y valoraré cada momento en el transcurrido. Se que vendrán muchos más. ¡Feliz Viernes! 😊

Mi amigo, mi hermano y director. Te voy a extrañar, pero sé que Dios nos dará momentos bellos pronto. Llenos de SU propósito y seguirás siendo luz para muchos donde sea que estes.


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