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No cerremos los ojos


Pensé tanto en este día. Pensé tanto en qué diría. Si realmente valdrían la pena mis palabras, si llevarían un eco que resonaría, o simplemente serían palabras perdidas y desperdiciadas. Pero recordé que nunca nadie se arrepiente de ser valiente y que no nos debe preocupar la perversidad de los malvados si no la indiferencia de los buenos.


Este próximo 28 de noviembre todo ciudadano hondureño tiene un deber y un derecho que ejercer. Ejercemos la soberanía en la más pura y simple de sus formas: el voto. Es aquí donde verdaderamente se ejerce el poder público, sin “ningún intermediario” y decidimos a quién se lo delegamos. Esta es la expresión más sublime de libertad.

Antes de que comience el tan esperado silencio electoral, me manifestaré, no sobre la política ni sobre los actores de este circo electoral, pero si me manifestaré sobre la coacción, las verdades a medias, campañas de odio y la amedrentación de conciencias y morales. Al final del día el Viernes de Nicole cumplirá con su propósito: dejar un mensaje.


En 1502 con la llegada de Cristobal Colón, el Rey de España reclama a Honduras como propia. En 1524 Gil Gonzáles Dávila se convirtió en el primer español en llegar a Honduras con un propósito de conquista. Y así llegaron muchos. Cómo diría Eduardo Galeano, “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”. Así comenzó la triste historia en donde los hondureños cerramos los ojos, creemos en lo que nos dicen y al final quedamos con nada.


Creo que no hay un tan solo hondureño que no haya visto la propaganda política que corre desde que sale el sol. Encontramos de todo: canciones pegajosas aunque un poco sin sentido; anuncios donde todos los candidatos hablan sin tener techo de cristal; otros hasta se han echado sus “pasitos”. En fin, de todo.


Había visto y escuchado de todo un poco. Algunos me habían parecido chistosos, algunos habían ofendido mis susceptibilidades como mujer pensante, pero entiendo que hay que hacer propaganda con lo que se encuentre. No tiene que ser inteligente o interesante, solo tiene que ser escandalosa. Pero la gota que derramó el barril y me empujó a escribir este artículo, fue la de una pareja de ancianos. Ellos veían momentos captados de una vida en fotografías, mientras de fondo sonaba la candidata del partido opositor. Cada una de las cosas que la candidata decía en el anuncio era un insulto a la vida tan bien vivida por los ancianos. Hasta ahí no tengo problema. Antes de terminar, y lo que realmente encendió mi indignación, fue que el anuncio cerraba con una imagen de la Santa Biblia.


Había visto los mensajes de odio, de aborto, de pobreza, pero nada me indigna más que jueguen con las creencias del pueblo. No podes coaccionar la libertad de un pueblo con base en la intimidación moral. No podes seguir usando la Biblia para engañar a la gente. No solo no es lo moral, no es lo Cristiano.


No creo en las campañas de odio ni de miedo. No creo en engañar a un pueblo leal, sumiso y trabajador, con suficientes problemas por si solo, para encima, dejarle caer el peso de la fe para coaccionar su pensamiento, su acción. No puede ser que se nos sigan pidiendo que “cerremos los ojos y recemos”, y cuando los abrimos ya no tenemos nada. No se puede comprar un voto con base en la manipulación ni intimidación, y mucho menos con la fe.


Habiendo tanto de donde escoger para hacer propaganda, tanto jocoso, inteligente y esperanzador, deciden alimentar miedos y poner en duda conciencias. A un pobre pueblo pasivo que solo pide una luz, le piden que cierren sus ojos y que viva a oscuras. Cometen el error jugar con lo sagrado. Y si digo “jugar” porque no creen en lo que anuncian. Igual o peor que los conquistadores, buscan un fin para justificar sus medios. Dios no es un medio de manipulación. No se trata de utilizar la palabra de Dios como lo hacían los fariseos y los escribas, que se alejaban del amor, la misericordia y la justicia divina.


No se puede llevar a Dios del diente al labio. No se puede engañar a la gente tratando de intimidarlos. La palabra de Dios se lleva dentro y se demuestra el conocimiento de la misma con los actos que se realizan. No podemos seguir haciendo caso a las personas que utilizan el nombre de Dios en vano. Jesús nos pide una vida coherente, no que nos valgamos egotista y maliciosamente de su nombre para alcanzar un fin.


Soy católica practicante. Consagrada a la Santísima Virgen Maria, consagrada a San José, adoradora perpetua; y sé que a Jesús se lleva en corazon y en los actos. Sé que es ÉL quien dirige nuestros pasos, pero también se que no se utiliza para presionar, acojonar ni amordazar voluntades. Solo les pido: No sigamos cerrando los ojos.

¡Feliz Viernes! 😊







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