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Pataletas y Malcriadezas Políticas



Este viernes de Nicole es un poco diferente a los otros. Siempre les cuento mis aventuras de vida y trato de dejar un mensaje positivo. El de hoy es una opinión muy particular mía, acerca de una situación de país.


En Honduras se avecinan las elecciones. Las épocas de campaña previas a las elecciones siempre son duras. La gente anda como más hostil y a la defensiva. Los candidatos se vuelven el centro de la sociedad y todas las pláticas al final derivan en la politiqueada. Algunas veces nos enojamos porque encontramos puntos de vista diferentes a los nuestros, pero creo que saber respetar los diferentes puntos de vista, es lo que hace la diferencia de una sociedad civilizada o no.


Esta semana, mientras me dirigía al trabajo, escuchaba un programa de radio matutino muy famoso. El periodista que lo dirige tiene muy marcada su afinidad política, a lo cual yo no le veo ningún problema, todos tenemos derecho a tener una. El periodista ha cambiado sustancialmente de opiniones políticas según su conveniencia, a lo cual, tampoco le veo ningún problema. Pero esta semana mientras comentaba y criticaba los sucesos políticos actuales, un radio-oyente llamó a su programa. El oyente con todo el respeto del mundo, le hizo saber cómo él, había cambiado su opinión política de ciertos candidatos para su conveniencia. Que después de despotricar contra ellos, ahora resultaban ser las mejores personas del mundo. Cada vez que el oyente decía algo, el periodista parecía alterarse más y más. El mismo periodista al encontrarse tan enardecido por lo que se le había dicho, colgó la llamada. Al colgar la llamada los oprobios que salieron de su boca fueron incontables. Empezó a despotricar contra cada uno de los candidatos, articulando frases como “Si yo dijera todo lo que sé de Sutano y Mengano”; “Si dijera todo lo que sé de sus familias”; “Tengo 33 años de ejercer está profesión y podría decir toda la cantidad de ‘m%€$d’ que le sé a todos estos, pero porque soy buena persona no lo hago”. Insultó al radio oyente, no contestó más llamadas y su enojo y rabia eran evidentes. Fue tan explosiva su reacción que después de 15 minutos de oírlo, decidí apagar el radio porque el hombre evidentemente no iba a parar, y nadie ocupa esa negatividad en las mañanas.


Las palabras y la reacción de este periodista se han quedado en mi todos estos días. Entiendo y respeto que cada quien tenga una opinión, una afinidad, y que tenga que defenderlas, pero no se puede perder el control solo porque otra persona tenga otra opinión. No se puede amenazar con destruir una reputación solo porque no nos guste lo que se diga de nosotros. No se pueden perder los estribos, menos siendo candidato de elección popular, porque se le diga algo que no les parece.



Si yo cambié la radio para parar de escuchar a este hombre decir tanto oprobio, me imagino cuanta gente hizo lo mismo. Cuanta gente así como yo, habrá pensado, que esta actitud de rabieta dice mucho más de él que de cualquiera de las personas de las que él estaba hablando. En su enojo se sintió una actitud de superioridad, olvidando que ese programa de radio, es tal vez su propaganda más grande y que gritando e insultando a su público y a sus homólogos, lo único que hará es perder votos.


A mi no me interesa que me represente en el congreso una persona que grite, tenga pataletas e insulte a las personas solo porque no piensan exactamente cómo él. A alguien que amenaza con destruir en lugar de edificar. No quiero a alguien dispuesto a maltratar a las personas porque simplemente no dicen lo que él quiere escuchar.

Las actitudes que tomamos y las palabras que decimos cuando nos sentimos amenazados pueden ser perjudiciales para nosotros mismos. Creo que muchas veces podemos perder nuestro raciocinio y encandilarnos de tal forma que podemos destrozar el camino que hemos forjado. Ocupamos desprendernos de nuestras rabias, de nuestros sesgos, y ser objetivos. Aprender a escuchar y a respetar otras opiniones es constructivo para nosotros.


Creo que para formar un país mejor debemos ser más tolerantes a lo que escuchamos. Debemos ser inteligentes en el uso de nuestras palabras y de nuestras reacciones. Debemos aprender a respetar las opiniones contrarias, tomándolas como puntos de referencia para mejorar.


Después de lo que escuché esta semana en ese programa de radio, entiendo que poco o nada le podría enseñar al periodista con 33 años de experiencia, pero le recuerdo las palabras de Voltair para su próxima pataleta: “Podré no estar de acuerdo contigo, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

¡Feliz Viernes! 😊





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