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Un Papá como San José



¡Hoy es un gran día! Hoy hace un año me consagré a San José. No sé si ustedes lo saben, yo no lo sabía, pero la intercesión de San José es lo máximo. Cuando inicié las dos treintenas el año pasado, jamás imaginé que el mundo cambiaría y se detendría de la manera que lo hizo. Dios me dio la posibilidad de terminar mi consagración en medio de un silencio mundial, una de las grandes virtudes de este hermoso santo. San José nos enseña obediencia, docilidad y discernimiento. Virtudes y elementos que en este último año todos hemos necesitado para sobrevivir. Si les contara las gracias que he recibido con la ayuda de San José, ni me las creerían. San José es un gran compañero, un gran amigo y sin duda un padre amoroso. Me encanta que en Honduras se celebre el Día del Padre, el mismo día que el de este hermoso santo.


Pero bien, después de haberles hablado de mi enamoramiento por San José, les vengo a hablar de mi primer gran amor: mi papá.


Yo espero que todos los que lean este artículo tengan o hayan tenido una figura paterna que ha sido lo máximo en sus vidas. Yo he tenido la bendición de tener a un papá a toda madre. He escrito más de una vez acerca de sus innumerables proezas y su amor sin igual. Pero para hacer una de las recopilaciones más memorables, mi papá es de los que se levantaba a las 5 de la mañana a ponerme “piojotos” (ganchos miniatura) en los colochos para ir a la escuela. Si poner piojitos en un pelo normal, era difícil, imagínense en una colochera enorme. Llegaba a la escuela cada vez que la dirección llamaba por mi mal comportamiento. Estaba en cada presentación de ballet con flores al final y, por terrible que fuera mi baile, siempre estaba para aplaudirme. A través de los años, nuestra relación se ha vuelto mucho más estrecha. Ha abundando el amor, las risas y la corrección. Se volvió mi compañero de tertulias mañaneras, cafés, postres y cervecitas. Ha sido mi defensor y confidente siempre. Si ustedes me preguntan, no ha sido NADA silencioso como San José, pero si ha sido dócil y amoroso.




He entendido, con base en mi relación con mi papá, que las relaciones de los padres y las hijas de verdad que son diferentes. No estoy quitando mérito a los varones, pero la estrechez que padres e hijas hacen, realmente es innegable. Nuestro papá es un primer amor o la primera figura de héroe que llegamos a conocer. Es la relación que hace una mezcla de admiración, amor y ternura. La psicología indica que la relación entre padre e hija influenciará de manera determinante la vida de una mujer adulta y a la vez las relaciones afectivas que pueda establecer. Este vínculo sano contribuye al desarrollo de las mujeres con autoestima, conscientes no solo de su belleza física, pero a la vez, de su valía.


No puedo negar que todo lo que la psicología afirma, se vuelve real y palpable en mi relación con mi papá. Así que gracias Papí por ser modelo como San José en mi vida. Gracias por marcar una diferencia. Gracias por introducirme al mundo de la lectura, de ayudarme a “romantizar” mi vida y hacerla increíble.


Hoy en este gran día felicito a cada uno de los padres. Espero que sigan siendo modelos de amor, alegría, seguridad y confianza. Sigan siendo la luz que son para todos los que los admiramos.


¡Feliz Viernes! 😊



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