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El Amor


¡Hoy es el último viernes de febrero! ¡Este día quiero cerrar con todo el amor del mundo! Desde la semana pasada sabía que hoy quería cerrar con el tema del amor que se da entre dos personas. Ese amor de pareja que a veces vemos tan idílico y utópico, pero también tan lejos e imposible.


Hace como unos 6 años, asistiendo a la comunidad de oración, una de las hermanas me dijo que le pidiera a Dios un compañero de vida tal y como lo quería. Me dijo que hiciera una lista sin escatimar nada, tal y como yo me lo imaginaba. Yo ya había escuchado de esta táctica de escribir esas cualidades de lo que buscamos en “esa” persona, pero no entendía de qué serviría estar escribiendo si se lo podía decir a Dios todos los días. Los años pasaron y yo le pedía a Dios verbalmente ciertas cosas en un compañero de vida. A veces se me olvidaban unas y ponía otras, pero lo que si tengo claro que pedía era que fuera “buena gente y que amara a Dios sobre todas las cosas”.


Así seguí por una buena parte de tiempo, hasta que hace 2 años, me consagré a San José. Mientras meditaba la lectura de ese día, escribía y le hablaba a San José y a la Virgen acerca de la familia que yo quería. Algo sonó en mi ese día y decidí describí punto por punto como quería a esa persona que Dios había hecho para mi. Después de ese momento tan sublime y de tanta entrega, vino la pandemia. Así que la esperanza que tenía de conocer a alguien con todo lo que mi lista decía, pasó a -100.


Y la verdad, yo estaba bien con eso. Me sabía amada por Dios, por mi, por mi familia y amigos. No sentía que necesitara a nadie que me llegara a complementar mi felicidad. No sentí por ningún momento frustración alguna ni mucho menos soledad. Tenia la convicción de no querer seguir poniendo mi corazón en relaciones estériles que no iban a ningún lado y, estar pensando: “¿Será realmente esta la persona que Dios hizo para mi?” “¿Y si me equivoco?”


Creo que cuando uno hace ciertas renuncias y se siente tan en paz, como yo lo estaba en ese momento, Dios y la vida, deciden premiarte y demostrarte que estás equivocado. Te demuestran que todos eso miedos, dudas y angustias que tenes, se desvanecen cuando llega a tu vida la persona correcta. No solo eso, cuando llega esa persona, entendes perfectamente por qué no funcionó con nadie más y entendes que el paso de las otras personas por tu vida, solo hizo que tu corazón se fortaleciera para poder recibir todo ese amor que estabas esperando.


Las personas usualmente tenemos dudas acerca del amor. Dudamos si podemos entregarle, pedazo a pedazo, el corazón entero a una sola persona. Tenemos usualmente más incertidumbres que certezas. Y a veces la soledad parece ser la compañía más agradable para evitarte todos los dramas y dejar a un lado todos esos miedos que te acechan. Pero les voy a decir un secreto: si quieren saber si es amor de verdad, les sugiero lean la carta de San Pablo a los Corintios acerca del amor. Y si, puede sonar trillado, pero les aseguro que si es amor de verdad van a poder decir que tienen cada uno de esos elementos en sus vidas.


Descubrís que la mejor puerta que se te puede abrir son dos brazos dispuestos a soportar cualquier guerra con vos. Te das cuenta que esa persona saca lo mejor de vos y no me refiero solo a modales o cierto sentido de madurez, o lo qué sea que este mundo cansón espera de vos. Me refiero que esa persona te hace querer escalar cielos, tomar riesgos y perseguir tus sueños con pasión e integridad. Y que todos esos miedos e inquietudes que tenías, se esfuman porque tenes la seguridad que es amor de verdad.


Les puedo decir que después de esa lista que le puse a San José y a la Virgen, Dios respondió a mi solicitud con creces. Me dio mucho más de lo que esperaba o pensaba que quería. Nunca pierdan la fe al amor por temor a no ser felices con esa persona; pues la felicidad no es una conquista, la felicidad es un regalo. El amor es el regalo más grande que tengo en mi vida; me encontró cuando menos lo esperaba y me ha demostrado que si no tengo amor no soy nada.


¡Feliz Viernes! 😊



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