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La Cosecha Perfecta


Ayer leí un artículo titulado “Frutos de Temporada”. Era una metáfora comparando los frutos artificiosamente madurados para cualquier momento del año a los que por naturaleza se maduran solos y su sabor, su belleza es mucho mejor que los preparados artificialmente. Esto, el escritor lo comparaba a nuestra vida. Como muchas veces queremos acelerar nuestros procesos. Como vivimos en ansiedad o depresión por cosas que no han sucedido o no sucedieron, como suceden para otros. Explicaba muy bien cómo “priorízamos el contenido por encima del aprendizaje; los tiempos por encima del crecimiento; y resultados por encima del proceso”. Describía como “verdad incómoda” el hecho que esto nos ha condicionado a querer acelerar nuestros procesos, generando así seres humanos al borde de crisis existenciales desde que tiene 3 años.


Me llamó mucho la atención del artículo, porque hace unos días conversaba con una adolescente de tan solo 17 años, que me desplegaba con mucha seguridad su futuro. Me hablaba de sus planes universitarios, laborales, personales: TODO. Me manifestaba su estrés ante sus incógnitas y sus miedos absolutamente razonables ante todo lo que estaba por venir. Por un momento pensé que ella se estaba acelerando a vivir. Estaba madurando artificiosamente sin darse espacio de pasar por “EL PROCESO”. Sin embargo, cambié de opinión cuando con una seguridad impresionante, ella me manifestó lo importante que ha sido para ella encontrar acompañamiento psicológico durante esta etapa. Que al tener dudas y miedos, encontró un espacio seguro para poder llevar a cabo los planes que ella ha trazado para su vida. Me pareció tan maduro para alguien de su edad. Entendí que ella y yo, de plano, no éramos de la misma generación. Porque aunque YO creo que todo el mundo debería de tener un psicólogo de cabecera, como tenemos cualquier otro doctor, para mi generación y las que me preceden esto muchas veces es un tabú.

Empecé a ver mi entorno y entendí que muchos queremos vivir como frutos madurados artificialmente. Vivimos adelantando nuestros procesos y forzando tantas cosas que inevitablemente nos llevan a la depresión y a la ansiedad. En mi entorno encontré cualquier cantidad de personas a las cuales quiero mucho, inmersos en una tristeza terrible, algunos incluso, con ganas de quitarse la vida.

En estos últimos 6 meses del año 2021 el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma registra que en Honduras hay un suicidio diario. ¡Un suicidio diario! Algunos psicólogos están definiendo esta situación como “una pandemia generada por otra”. En la ansiedad de no saber qué es lo que nos está esperando, nos desesperamos y no encontramos la salida, y se toma la decisión irreversible, de quitarse la vida.

Sinceramente cuando leí el artículo, pensaba cuántos procesos acelerados veo hoy en día, y es que todo es así. Hemos desechado la esperanza de lo que va a suceder naturalmente por la velocidad en la que “tenemos que cumplir algo” y todo esto nos está pasando factura inevitablemente. Es importante recordar que todos y cada uno, así como los frutos, tenemos un tiempo, una medida. Nuestra vida y nuestros caminos se darán cuando nosotros estamos listos, no cuando este mundo en frenesí nos lo diga.

Así que la lección de hoy es sencilla: aprendamos a vivir nuestros temporadas, a disfrutarlas; busquemos ayuda cuando nos sintamos ahogados; aprendamos a hablar y encontrar un espacio seguro para poder sentirnos mejor. No nos apenemos de decir que no podemos con todo. No tratemos de crecer a la fuerza. Dejemos que la vida fluya, poniendo la confianza en Dios y sabiendo que está bien pedir ayuda. ¡Seamos frutos de temporada!


¡Feliz Viernes! 😊


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