top of page

Poco a poco, todo va teniendo sentido


Hace días quiero sentarme a escribir. Pensaba que en mi post parto tendría abundante tiempo para escribir y contarles mis anécdotas con Julián y Dibu. Pero como pude darme cuenta al pasar de los días, ha sido la época más ocupada, sin tanto qué hacer y más cansada que he tenido; y eso que debo de confesar que no me ha ido tan mal. Sin embargo, mi vida pre Julián está volviendo a regularse; aunque la verdad, nunca más volverá a ser la misma. 


Hace dos semanas volví a trabajar. No puedo explicarles cómo deseaba el día de poder llegar a mi oficina, tratar otros temas que no fueran: “¿Cuánta leche hay?”, “¡Qué no se despierte antes de que me termine de extraer!”, “¿Hay pañales?”, “Hay que pelear la primera cita del pediatra un mes antes”, “Se me acabaron las pastillas y el seguro no contesta”. Y en fin, muchas más, que las madres que leerán este blog entenderán. Y, el primer día, aunque tenía nervios, más que todo por mantener mi lactancia exclusiva, existía en mí una gran emoción. Me sentía hasta medio culpable de sentirme tan liberada. No es que fui a resolver los problemas de la región ni a acabar el hambre mundial, pero el simple hecho de ser un poco más útil me hizo sentir feliz. 


Sin embargo, al llegar a mi casa, corrí para poder ver y abrazar a mi Julián. Sentía que no habían pasado solo 8 horas, si no que había pasado una eternidad entre irme y poder abrazarlo otra vez. Al estar con él, jugamos, leímos, lo cambié y me lo disfruté a cada instante. No quería ni que fuera hora de irse a dormir, para seguirlo disfrutando. Tenía ese sentimiento que aunque no sea una madre experta, ambos estamos seguros y felices de estar juntos. 


Y en estas dos últimas semanas, quería saber si sentiría algún balance y dejaría de sentirme culpable. Pero llegué a la conclusión que nunca llegaré a tener paz con ese tema, pero que Dios nos da la facultad a las mujeres de poder “malabarear” todas las áreas de la vida una por una. Nos da la posibilidad de poder brillar y de sentirnos completas en cada momento de nuestra vida. Ser mujer es todo menos fácil, y creo que poco a poco me he ido dando cuenta de eso; porque por los últimos 34 años solo me había tocado balancear mi trabajo, mi vida familiar, mi viernes de Nicole, y, sentirme bien conmigo misma. De verdad, no saben cuánto le doy gracias a Dios de haberme dado estos cambios de vida hasta ahorita, porque si no me hubiera vuelto loca (más de lo normal).


Antes añoraba los fines de semana para poder andar en pijama, dormir, hacer desayunos ricos, leer y ver lo que yo quisiera en la tele; ahora los añoro para poder pasar las 24 horas con Julián. No es fácil, es cansado, pero no hay nada más gratificante qué que me vean esos ojos. 


No sé cuántas personas leerán hoy este blog, pero espero que las mujeres, todas, ya sean madres, madres que trabajan, o mujeres que simplemente están viviendo una etapa queriendo y soñando con la que está por venir, les quiero decir que poco a poco nos vamos acostumbrando y malabareando lo que la vida nos va lanzando. Vamos dejando a un lado la culpabilidad y vamos asentándonos y sabiendo que estamos logrando y sobresaliendo en las etapas de la vida que nos van tocando vivir. La vida se va transformando con lo que nos va poniendo, poco a poco. 

¡Feliz Fin de Semana! ☺️


1 comentario

Entradas recientes

Ver todo

Mama…

bottom of page